ASIGNATURA PENDIENTE


¡Por fin ha llegado el día de mis vacaciones! Dentro de unos minutos estaré camino al aeropuerto y no es sólo por el cansancio que estoy tan ansiosa. Recuerdo la charla que tuvimos con Pablo y por la cual ahora los nervios se apoderan de mí.Hace una semana, mientras cenábamos, lo notaba raro. Hace diez años que estamos juntos, lo conozco. —Estás muy callado, podemos hablar de lo que sea, amor.—Mati, no puedo viajar contigo la semana que viene, lo haré luego. Marcos no puede hacerse cargo de la empresa durante esos días—contestó mirándome.—Te espero y viajamos juntos —dije con algo de lástima.—No, al contrario, quiero que disfrutes. Haz compras, toma sol, pasea y descansa. Una semana pasa rápido, amor. —¿Te parece? Lo pensaré —contesté. Anoche cuando hicimos el amor usé todos mis sentidos para concentrarme, para que sintiese que lo amo más que a nada. Me dediqué a él totalmente, hasta que me llegó mi turno y es como si lo estuviera viviendo ahora. Me parece sentirlo aún dentro de mí, su miembro que tanto placer me brinda, sus caricias, sus ansias de contener mis movimientos hasta llegar al orgasmo juntos. Eso es lo que siempre adoré de él, no es egoísta: me colma de placer, hace sentir una explosión ardiente dentro de mi cabeza; luego piensa en él. Pero en esta semana mi cabeza ha volado hacia una fantasía que siempre tuve y que no había podido cumplir.Ahora mientras viajo pienso si no le seré infiel, pero la respuesta es: “Matilde, es sólo una fantasía, una asignatura pendiente.”Llego a un hotel donde no tenía reserva, pago en efectivo y pido que me suban el equipaje. Llevo poca ropa, la necesaria y mis efectos personales. La suite es enorme, hermosa, con espejos por todos lados. Me veo todo el tiempo, es como si no estuviera sola. Busco la guía telefónica local, encuentro y contrato un servicio para dentro de dos horas. Continúo observando todo el lugar sentada en un enorme sillón y decido cambiarlo de posición. Lo muevo y ahí sí me conforma la ubicación. Aviso a Pablo desde el celular que llegué para que no se preocupe. Tengo que asearme, la hora pasa muy rápido. Abro el agua de la bañera mientras me desnudo y acerco todo lo que voy a utilizar.El baño de inmersión me ha dejado como nueva. Unto mi cuerpo con crema, como siempre, y me miro al espejo: me conservo bien para los treinta años que tengo. Mi vientre está plano, los senos erguidos, la cola perfecta, los brazos y las piernas duros. ¡Bueno, tanto gimnasio y cuidados tiene que dar sus resultados, por lo menos me gusta lo que veo! Río sola, pero la estética me interesa y más a mis treinta años cuando todo empieza a decaer. Me perfumo, y busco una bata corta de seda blanca; suelto mi cabello castaño que está algo desordenado, lo acomodo con los dedos y estoy lista. Camino descalza por la moquette y los nervios empiezan nuevamente, pero no por mucho tiempo, alguien golpea la puerta.Abro y me encuentro con lo que solicité: dos esculturales mujeres. Una rubia, la otra morocha: sus caras y sus cuerpos son espectaculares. Le había descripto a quien me atendió qué era lo que pretendía, así que me senté en el sillón y ¡que comenzara el show! Sí, mi fantasía siempre fue dos mujeres teniendo sexo, por más que me excitaba verlo en películas: lo quería presenciar.La rubia dijo llamarse Zoé; la morocha, Sasha. Me miraron pidiendo mi aprobación para empezar y asentí. Sasha recorre las facciones de Zoé, sus labios comienzan a besarla hasta llegar a la boca. Sus lenguas se entrelazan y las manos de Sasha descienden. Despacio le baja los finos breteles del vestido negro que lleva, el cual cae lentamente hasta su cintura. Se aleja, la mira con deseo y los rosados pezones de Zoé se endurecen. Los pellizca suavemente para luego lamerlos. Hace que el vestido quede a sus pies y desciende besándole el abdomen, incluyendo la diminuta tanga, las piernas y se deshace del vestido. La toma de la mano para guiarla hacia la cama. La besa desde los pies hacia arriba hasta enganchar la última prenda y librarse de ella. Abre sus piernas, la acaricia suavemente, se lleva los dedos a la boca y la penetra con ellos; entretanto su lengua juega con sus senos. De a ratos me miran. Zoé gime y Sasha no duda en darle más. Se pone de pie, se quita el top que lleva dejando al descubierto sus exuberantes senos. Baja el cierre de su pollera y junto a ella su ropa interior. Desnuda la mira y Zoé excitada al verla, como yo, se masturba para ella.Cuando veo sus cuerpos entrelazados en la cama y en los espejos me doy cuenta que he abierto mi bata, que siento la humedad entre mis piernas y no sé si no me he tocado: estoy poseída.Ambas están entregadas a satisfacer sus instintos con sus lenguas en sus sexos, chupando, lamiendo y succionando sus centros de placer. Los jadeos se mezclan, como sus manos en sus cuerpos sedientos. Con sus clítoris totalmente inyectados en sangre, llegan al orgasmo refregando sus genitales. Mutuamente mueven sus dedos muy rápido por sus vaginas hasta caer exhaustas, luego de experimentar como un volcán de placer. ¡Qué espectáculo visual y sexual, pero no lo quiero ver más. Ya se están vistiendo: la hora pasó. Acomodo mi bata, les abono lo convenido y le pido a Zoé que espere afuera. —Sasha, ¿cuánto es tu tarifa por pasar la noche conmigo? —me encontré preguntando algo antes impensado: pero la excitación pudo más.Se asoma, despide a Zoé y cuando gira ya la espero con la bata tirada sobre el sillón. Avanzo hacia ella y necesito sentir la humedad de su sexo, introduzco mis dedos entre su ropa, los saboreo y ella busca compartir sus fluidos con mi lengua...

"LADYSHUGAR"
Silvia Mardony

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